domingo, 20 de diciembre de 2015

Redirmirse

Una carga demasiado pesada para un alma tan débil. Intentar expresarlo no es más sencillo que conseguir alzar el vuelo sin alas. Saber que estás en la cuerda floja, que en cualquier momento puedes caer, y aún así confiarle tu seguridad a alguien, creyendo que no te hará caer para, una vez llegados al final de esa cuerda, poder abrirle tu corazón. Más nunca llegarás al final de la cuerda y caerás tú y tu acompañante por no haber sido precavido cuando más debías serlo, por no actuar inteligentemente y dar palos de ciegos, ahora caes, y lo pero es no saber cuando cesará la caída.

En cierto modo deseas que el suelo llegue cuanto antes, y por otro lado desearías volver atrás para no haber cruzado jamás por esa cuerda, y menos acompañado. Si debes caer, cae solo, pero no arrastres a inocentes contigo en tus fatales decisiones.
Pero ya es tarde. Ahora solo queda redimirse. Desear que no haya más sufrimiento para nadie y, de ser necesario, volver a soportar esa pesada carga tú solo, como responsabilidad tuya que es.

Ya no te importa el que pasará. Ya no sientes dolor. Solo un vacío interno por no haber hecho lo que sabías que era lo correcto.

Y sigues cayendo sin nada ni nadie que te pare en tu fatal caída libre. Piensas en todo aquello que te importa, en todo lo que debiste hacer y no hiciste. Ahora te enfrentas a tu destino, solo y con lágrimas en los ojos, pero, si ya no sientes dolor, ¿por qué lloras?
Por haber hecho sentir dolor a otros. Se llama conciencia, remordimiento.

Crees ver el final cerca, se aproxima, solo queda cerrar los ojos y dejarse llevar...

Redimirse como última opción.

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