viernes, 14 de octubre de 2022

Otra vez, el mismo sueño

 Otra vez, el mismo sueño. O más bien, el mismo recuerdo.

Mientras transcurre, todo es calma, paz, felicidad. Pero una vez despierto, todo acaba súbitamente, y me encuentro de bruces frente a la oscuridad, a la realidad.

Tratando de discernir entre lo que es real y lo que solo era un sueño.

En pocos segundos reparo en la situación y me asalta un sentimiento de profunda tristeza y pesar.

Cómo te extraño....

¿Cuántos años más de mi vida me va a acompañar esta melancolía? ¿Cuánto tiempo más voy a sentirme incompleto?

Ah, lo olvidaba....

Mientras aún respire y tu recuerdo me acompañe, nunca dejaré de amarte ni de extrañarte.

Parece que aún me queda mucho tiempo para la reflexión y la asimilación.

Por el momento, volveré a dormir y, tal vez, volver a tener otra vez ese sueño. 

Otra vez, el mismo sueño... 


jueves, 3 de junio de 2021

Mi mejor amigo

 Y son esos momentos de la madrugada, cuando no puedo dormir, cuando las lágrimas se escapan de mis ojos y se resbalan por mis mejillas, cuando más siento tu ausencia. Una prematura ausencia de la que no estaba preparado.

No ha pasado ni un mes, y me siento desbordado. Estoy triste, sin energías, he perdido peso y apenas salgo de casa. Todo me recuerda ti. No hay día que no te añore, llore o piense. Durante 13 años has sido mi mejor amigo, mi compañero, mi hijo, mi vida. Nunca me he sentido solo, aún cuando me rodeaba la mayor oscuridad en todos los aspectos de mi vida, siempre estabas tú.

Por ti he seguido adelante.

Por ti tenía una razón para levantarme cada mañana, vestirme y salir a la calle a pasear.

He viajado contigo a mil sitios, he dormido contigo, nos hemos bañado, hemos pasado una cuarentena, hemos jugado, corrido, aullado....

Eras parte de mi vida, algo que necesitaba para existir y que sentía que siempre iba estar ahí. Y ahora que no lo estás, no sé vivir feliz sin ti. Tan solo estoy subsistiendo. Ya nada me hace ilusión.

Ojalá fuese creyente para creer que exista un cielo, un lugar donde se reúnen las almas de los que ya no están con nosotros. Ojalá lo creyese, pero no creo en esos cuentos, y eso me desconsuela más aún, saber que una vez te vas, ya nunca más volverás, ni aún siguiendo tus pasos. No me queda más que resentirme, y vivir del modo que pueda, recordándote cada día como lo que fuiste : mi mejor amigo, mi perro, Thor. 


viernes, 2 de marzo de 2018

Amar

El amor.

Es lo único que tiene importancia en esta vida.
Es lo que le da sentido a todo. Sin amor no somos nada. Solo carcasas vacías. El amor es lo que mueve el mundo.
Por lo que merece la pena vivir.
 Incluso morir.

Estudiar, un trabajo mejor o peor, con un mayor o menor sueldo, tener el nuevo teléfono móvil , ropa nueva, ser más popular, todo eso no es nada, porque mientras invertimos tiempo en conseguir todo eso, nos desvivimos por ello, dejamos pasar lo más importante de todo: el presente.

Las cosas que a priori parecen sin importancia, pero que son la base de nuestra vida. Invertimos el tiempo en estudiar, para más adelante tener (o no) un mejor trabajo, con un mejor sueldo, para una mejor vida.
Durante ese recorrido perdemos amigos, parejas, familia, seres queridos en general.

Amar.

Es ese sentimiento que profeso hacia mi perro. Un ser inocente, hermoso, fiel, el cual lleva 10 años en mi vida ya.

Le amo.
Me hace sentir lo que un padre sentiría por su hijo.
Dedico mi tiempo, mi esfuerzo, mi dinero, mi vida a convivir con él y que tenga la mejor vida posible. No siempre es así, pues mis responsabilidades me roban mucho tiempo, y lo paso estudiando, y trabajando.

Subsistiendo.

No viviendo.

Veo como mi querido amigo envejece, poco a poco, pierde brillo, se apaga. Lo voy notando. Y lo único que puedo hacer es aceptarlo. Aceptar que, dentro de no mucho, se irá.

 No volverá nunca.

Y jamás podre volver a correr con él, a dormir en la misma cama, acariciar su suave pelaje,  que me lama como muestra de afecto. Todo eso se esfumará y solo me dejará dolor, nostalgia, soledad.

Lo único que me quedará será un título acádemico (en el mejor de los casos si consigo aprobarlo), un trabajo mediocre con el que subsistir y, tal vez, mi pareja, una pareja, a la que amaré por tiempo determinado.
Sin embargo, el amor hacia mi perro, mi fiel amigo, es un amor sincero, desinteresado. Un amor que durará siempre.
Ningún ser humano me ha hecho sentir tanto y durante tanto tiempo lo que éste inocente ser vivo ha logrado.

 Me hace sentir vivo.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Soy yo

Los ojos te pesan, como si estuvieras cansado, pero pero has dormido lo suficiente, aunque tal vez no demasiado bien.
Tal  vez has tenido pesadillas, donde había monstruos que te perseguían, que te asustaban,  que te comían.
El ruido y la verborrea de aquellos que te rodean decoran el ambiente, pero tus oídos no escuchan nada, solo silencio.
Piensas ciento de cosas al mismo tiempo pero tu voz no emite sonido alguno; tu boca permanece cerrada, no así tu mente.
Tus manos acarician los cristales del tren, deseando poder atravesarlo y saltar hacia ese paisaje que tan esperanzador se muestra.
Tus pies caminan recto, como si tuviesen un destino prefijado, siendo este más incierto que acertado.
No sabes el porque de nada.
Todo carece de sentido.
 Las horas se te asemejan a siglos, eterna desdicha.

¿Cuánto de hombre queda ya en mi?

Y ¿cuánto de animal?

No me siento como uno más. Camino erguido, sí, pero eso no me hace más humano.

Soy un animal entre hombres.

Soy el lobo sin manada, el perro sin dueño, el huérfano sin familia.

Soy yo.

domingo, 20 de diciembre de 2015

Redirmirse

Una carga demasiado pesada para un alma tan débil. Intentar expresarlo no es más sencillo que conseguir alzar el vuelo sin alas. Saber que estás en la cuerda floja, que en cualquier momento puedes caer, y aún así confiarle tu seguridad a alguien, creyendo que no te hará caer para, una vez llegados al final de esa cuerda, poder abrirle tu corazón. Más nunca llegarás al final de la cuerda y caerás tú y tu acompañante por no haber sido precavido cuando más debías serlo, por no actuar inteligentemente y dar palos de ciegos, ahora caes, y lo pero es no saber cuando cesará la caída.

En cierto modo deseas que el suelo llegue cuanto antes, y por otro lado desearías volver atrás para no haber cruzado jamás por esa cuerda, y menos acompañado. Si debes caer, cae solo, pero no arrastres a inocentes contigo en tus fatales decisiones.
Pero ya es tarde. Ahora solo queda redimirse. Desear que no haya más sufrimiento para nadie y, de ser necesario, volver a soportar esa pesada carga tú solo, como responsabilidad tuya que es.

Ya no te importa el que pasará. Ya no sientes dolor. Solo un vacío interno por no haber hecho lo que sabías que era lo correcto.

Y sigues cayendo sin nada ni nadie que te pare en tu fatal caída libre. Piensas en todo aquello que te importa, en todo lo que debiste hacer y no hiciste. Ahora te enfrentas a tu destino, solo y con lágrimas en los ojos, pero, si ya no sientes dolor, ¿por qué lloras?
Por haber hecho sentir dolor a otros. Se llama conciencia, remordimiento.

Crees ver el final cerca, se aproxima, solo queda cerrar los ojos y dejarse llevar...

Redimirse como última opción.