lunes, 21 de diciembre de 2015

Soy yo

Los ojos te pesan, como si estuvieras cansado, pero pero has dormido lo suficiente, aunque tal vez no demasiado bien.
Tal  vez has tenido pesadillas, donde había monstruos que te perseguían, que te asustaban,  que te comían.
El ruido y la verborrea de aquellos que te rodean decoran el ambiente, pero tus oídos no escuchan nada, solo silencio.
Piensas ciento de cosas al mismo tiempo pero tu voz no emite sonido alguno; tu boca permanece cerrada, no así tu mente.
Tus manos acarician los cristales del tren, deseando poder atravesarlo y saltar hacia ese paisaje que tan esperanzador se muestra.
Tus pies caminan recto, como si tuviesen un destino prefijado, siendo este más incierto que acertado.
No sabes el porque de nada.
Todo carece de sentido.
 Las horas se te asemejan a siglos, eterna desdicha.

¿Cuánto de hombre queda ya en mi?

Y ¿cuánto de animal?

No me siento como uno más. Camino erguido, sí, pero eso no me hace más humano.

Soy un animal entre hombres.

Soy el lobo sin manada, el perro sin dueño, el huérfano sin familia.

Soy yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario